8M
Diana Rey

8M: Lo vivido

Lo que viví en mi 8M, lo bueno, lo malo y lo que sigue.

El 8M ya no sólo es un día de conmemoración, pues se ha convertido también en un día de protesta, lucha y sobre todo, sororidad. Un momento que mueve conciencias (para bien o para mal) y que sirve para dar luz a esos parches oscuros que siguen castigando a las mujeres en nuestra sociedad. 

Así que, ¿Cómo viví este día tan especial? Pues con una mezcla de claroscuros que, a continuación, te quiero compartir. 

Lo Bueno en mi 8M 

 

Primero lo bonito, una marcha increíble que te desborda los sentidos y el corazón al caminar, cantar, gritar, brincar y protestar al lado de miles de mujeres, cada una de ellas con una historia desgarradora o, al menos, triste; porqué sí, asumamos esta realidad, sin importar nuestra procedencia o características, TODAS tenemos una historia de abuso, desigualdad, violencia o discriminación que contar; muchas voces que se unen en un solo tono de hartazgo que no busca venganza, sino sólo justicia y comprensión. 

¿Algunas de las cosas que movieron mi corazón de forma especial en este 8M?

Madres con niñas pequeñas que gritaban consignas, una realidad actual que a mi generación no le tocó vivir y que me llena de emoción porque sé que ellas tendrán un futuro más consciente y empático, donde desde tan temprana edad sabrán que todas esas cosas malas no son normales ni se deben callar. 

Abuelas marchando con sus hijas adultas, apoyando los mensajes que ellas fueron obligadas a callar. 

Madres, padres, hermanas(os), familiares, parejas y amigas(os) con carteles de búsqueda de sus mujeres, un grito que no deja de desgarrar porque sabemos que una gran parte de esas búsquedas nunca llegarán a su fin. 

Letreros y consignas que te sacuden el alma, que te hacen preguntar si de verdad no podrías ser tú o las que amas, las siguientes; una indignación profunda y clara que te hacen entender los muros, las vallas y las paredes pintadas. El corazón se inflama y entiendes porque todo arde. 

¿Una última imagen de este día? Un chico parado a la orilla de la corriente de mujeres con un cartel que decía: “Yo también pensaba que era mentira hasta que mi novia fue la que nunca llegó” … ¿La respuesta del contingente? Un abrazo tras otro para ese hombre que por la mala, por fin entendió. 

 

8M
Diana Rey ft. Motorola

Lo Malo de mi 8M

Ahora bien, aunque todo esto que describo es lo que llevo en mi corazón, también quiero platicarte de la parte oscura de mi 8M. 

¿En la marcha? “Hombres” a las orillas con muecas de burla, sonrisas maliciosas y hasta comentarios misóginos hechos en voz alta. “Hombres” queriendo caminar por en medio de los contingentes con la soberbia destilándoles en la piel. Provocaciones innecesarias que no fueron contestadas con violencia y que nos hacen concluir: Sí, no son todos, pero sí también, todavía hay muchos. 

¿Después de la marcha? Un encuentro desafortunado con una hombre cercano, un “amigo” sacerdote al cual tenía en alta estima, quien empezó una “plática” disfrazada de ataque, diciéndome con voz irónica que, por supuesto, sabía que había ido a la marcha (como aseverando mi negativa postura de mujer), para después proceder a expresarme, claro sin yo haberlo pedido, una serie de creencias que pensaba ya obsoletas:

Que las mujeres provocábamos la violencia al usar minifaldas y ropa “provocativa”, porque ellos como hombres tenían instintos y sexualidad que no podían reprimir. 

Que recibe mujeres llorosas por abortar y que ellas al final, tenían la culpa de sentirse mal, porque el sexo solo era para procrear, siendo la solución dejar de vivir una innecesaria intimidad. 

Que las mujeres nos habíamos desviado de nuestros verdaderos propósitos de vida y de lo que Dios quería para nosotras. 

¿Mis respuestas?

 

Que nada de lo que haga nadie, puede provocar abusos y violaciones, que cada ser humano es responsable de sus actos y que no hay lógica alguna en su teoría, pues de ser cierta, no entiendo cómo pueden existir bebés y niñas abusadas. ¿Acaso ellas provocan? ¿Ellas insinúan? No hay palabras para mi indignación, siendo una mujer que portando pantalones ha sido tocada lascivamente y que ha llorado en la calle después de ver su intimidad hecha pedazos. 

Que las mujeres que abortan, sin contar a las violadas y obligadas, ninguna lo disfruta; que es una decisión de vida que marca, duele y trasciende, y que nunca es fácil. 

Que los “propósitos” de un ser, no pueden ser divididos por su género y que es hora de que dejemos de ser por el tipo de genitales que tenemos. ¿Dios en nuestra sexualidad? Le recuerdo “señor religioso” que la divinidad no sólo me dio útero y trompas de falopio, también un clítoris que solo sirve para sentir placer. 

¿La última de mis repuestas? La pérdida absoluta del respeto hacia un hombre que tiene poder sobre lo que cree un grupo de personas, un hombre que perdió el camino del objetivo máximo de su religión y profesión: el amor y el respeto universal. 

Así que, si eres hombre aprende, si eres mujer aprende; el futuro es brillante sin importar estas manchitas que aun nublan la conciencia colectiva. Este es el inicio de una nueva parte de nuestra historia y está en ti ser parte, o como durante tantas décadas, voltear hacia otro lado. 

 

8M
Diana Rey ft. Morola

Las fotos que viste en la nota fueron tomadas con un moto edge 20 por @DianaRey.