Lo que nadie te dice acerca de la maternidad

¡Hola! soy la nueva en el puesto de Mamá

A este capítulo de mi vida lo llamo: Maternidad

Cuando supe que estaba embarazada, pensé que comenzaría a sentirme en una especie de limbo, feliz, plena y radiante como el sol…

Porque… “Así es la maternidad” ¿No? Pues ¡No!

 

A los pocos días llegó esta horrible sensación de querer vomitar todo el tiempo, no soportar ningún olor o sabor y tener cara de fuchi todo el día.

Ya me habían hablado de las náuseas, pero jamás imaginé que serían el infierno y eso, sólo era el inicio.

Pero así es la maternidad, cuando comienzas a vivirla te das cuenta de que nada es como te lo contaron o que no te contaron nada.

Si tengo algo claro es que: Nunca te imaginas cuánto amor vas a sentir por tu bebé, aunque te digan que lo vas a amar muchísimo, la realidad supera por mucho tu imaginación.

Y tampoco te imaginas lo cansada que vas a estar, sobre todo los primeros meses de vida de tu bebé, aunque todo el mundo se la pase diciéndote:

¡Duerme! 

 

Amor de mamá

Lo que nadie te dice es: Que probablemente no sientas nada cuando lo veas por primera vez y quizás te tome algún tiempo sentir ese amor desbordante.

Mientras; vas a estar llena de culpa y miedo por no sentirte como se supone que deberías.

Pero no sentir nada, también es normal y está bien.

Algunas personas nos tardamos más en conectar emocionalmente, otras lloramos hasta con los comerciales del día de la madre.

Eso sin poner de lado a las hormonas, que hacen una locura con tu mente y tu cuerpo.

Y cada mujer, tiene su propio proceso al convertirse en madre. Pero si sientes que algo no anda bien, acude con un experto.

 

Materniscencia

Porque cuando nace un bebé, también nace una mamá, pero nadie te dice eso.

Para nosotras también es un proceso de adaptación, de hecho, hay un término relativamente nuevo que se llama materniscencia, donde psicólogos comparan el proceso de convertirse en madre, con la adolescencia.

Hay un cambio importante en nuestras vidas, en nuestra psique, en nuestro cerebro, en nuestro cuerpo, como en la pubertad.

Seguramente ya has escuchado que los hijos te cambian la vida y esto sucede desde el embarazo.

Recuerdo que con las náuseas mi apetito sexual se fue al piso y llegó el miedo, la inseguridad, el distanciamiento con mi pareja.

Al segundo trimestre que ya no había náuseas, pues la pancita comenzó a crecer y se vuelve raro tener relaciones con una panza.

¡Claro que se puede! pero es un proceso de adaptación como pareja.

Cuando llegan los últimos meses de embarazo ¡no te puedes ni mover!, yo me sentía como ballena encallada, con los pies hinchados, dolor de espalda, reflujo, haciendo pipí dos mil veces al día.

Y ahora extraño tanto poder ir al menos una vez al día al baño sola…

Porque cuando nace tu bebé ya no vuelves a estar sola y podrá sonar muy romántico, pero es agotador no tener ni un minuto de descanso de ser mamá.

 

¿Miedos, inseguridades, culpas?

Porque la maternidad es: muy agotadora, física, emocional y mentalmente.

Desde el embarazo tienes muchos miedos, inseguridades, comienzan las culpas.

Conforme se acerca el día, te da terror enfrentarte al parto o la cesárea, porque te dicen que duele muchísimo y la cesárea, además, es una operación mayor.

Sin embargo ya que estás ahí, sabes que no hay para atrás y no hay más opciones, o sale ese bebé o sale, así que te toca ser fuerte, valiente, apretar los puños y dar lo mejor de ti para que ese ser que creaste, vea la luz.

Pero ya que ve la luz… ¡Tú no ves llegar la tuya!

No me mal entiendan, son hermosos y primorosos y sientes que vas a morir de amor pero también de cansancio.

¿Dónde se encuentra lo fácil en: Alimentar a un bebé cada tres horas? Es sumamente agotador.

 

Recuerdo que en la segunda semana de vida de mi bebé, yo ya no podía más, eran las 4 de la madrugada, estaba dando teta, viéndola, preguntándome:

¿En qué momento se me había ocurrido que era buena idea tener un bebé?

Sintiéndome super culpable por tener esos pensamientos. Pero lo que yo quería era renunciar y salir corriendo.

Jamás me imaginé que año y medio después, al menos una vez por semana iba a querer renunciar y salir corriendo.

Porque nadie te dice que la maternidad es sumamente difícil.

Te reta de todas las formas posibles, o a veces simplemente quieres dormir un poco más y no puedes, quieres tomarte un café y no puedes, ya ni hablemos de salir de fiesta.

Hay días en los que no sabes dónde termina tu bebé y empiezas tú.

Momentos en los que ya no te reconoces a ti misma, no sabes quién eres y tampoco tienes tiempo para descubrirlo…

De pronto estás con los pechos mojados, con un bebé pegado, sin bañarte, sin acordarte si te lavaste los dientes o cuándo fue la última vez que comiste algo.

 

Lactancia

¿Porqué nadie te dice que la lactancia es difícil?

Que es toda una técnica acomodarte al bebé para que no te lastime y los pezones no te ardan como las llamas de infierno.

Que vas a estar cansada de no poder dormir 6 horas seguidas sin tener a alguien pegado a ti.

Lo que todos te dicen es que no llenas a tu bebé, que hay que darle fórmula.

La sociedad se encarga de decirte una y otra vez como no eres suficiente.

Llenándote de más culpas, de más inseguridades, de juzgarte por todo lo que haces.

Pero yo te voy a decir lo que poca gente comparte:

Tu instinto jamás te va a fallar y lo que necesitas hacer es: Escucharte.

 

 

Desde que sabes que vas a ser mamá, te preguntas todo el tiempo si lo harás bien, si serás una buena madre, porque las mexicanas, tenemos que ser buenas madres.

Algo que he aprendido es que no hay buena o mala madre, hay madres suficientes y cada una somos la mejor mamá para nuestros hijos.

Todas, todos los días nos esforzamos muchísimo en ser la mejor versión de nosotras mismas para ellos.

Tu círculo de confianza

Esta no es una tarea fácil, es un camino muy solitario y está muy poco valorado el trabajo y esfuerzo que conlleva la maternidad, desde la concepción.

Pero no estás sola, porque algo que también aprendí de ser mamá, es que todas nos hemos sentido igual y siempre habrá una mamá dispuesta a escucharte, darte un buen consejo y ayudarte.

En los momentos más difíciles de mi maternidad, una mamá salió a mi rescate y les estoy profundamente agradecida.

Si estás en este camino, infórmate, hay muchísimos cursos desde el embarazo, la lactancia, la alimentación, la crianza, etc.

 

Bien informada, con tu intuición y tu tribu:

¡Vas a ser imparable hermana!

 

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