Antes de ser mamá, me preguntaba cómo iba a educar a mis hijos, la verdad es que tengo una pésima puntería como para estarles aventando la chancla y ya en serio, siempre pensé que quería ser amorosa pero firme con ellos. Ahora que me convertí en madre, no sabía cómo iba a lograr educar a mi hija de esa manera con amor, respeto, valores, pero poderle poner límites sanos porque tampoco quiero que sea una niña caprichosa y grosera. Y en este camino de aprender a maternar, me encontré con el concepto de crianza positiva.
La crianza positiva es educar en el amor, el respeto y la autoestima. Se trata de fomentar niños autónomos, felices, conscientes, empáticos, seguros de sí mismos. Suena bonito ¿no? Pero este estilo de crianza positiva, como la maternidad, es muy confrontativa, porque se trata de mantener la calma cuando hay tormenta, de ser empáticas, conscientes, felices y ahí es donde está el truco.
Disciplina sin castigos
La crianza positiva, aunque su nombre no lo parezca, es de mucha disciplina, ponerle límites bien establecidos a tus hijos, pero sin usar las típicas chanclas voladoras, o los chantajes sentimentales y menos los castigos innecesarios. Imagínate dejar de discutir con tus hijos para que limpien su cuarto o se vayan a dormir. Que cooperen en la casa y hagan sus deberes sin que se los estés pidiendo cada cinco minutos.
Que sean responsables de sus acciones. Que puedan ponerle límites a otras personas cuando no quieren hacer algo. Que te cuenten todo lo que les pasa. Que sean personas seguras de sí mismas, puedan tomar decisiones fácilmente, sean autosuficientes. ¡Claro que todas queremos eso para nuestros hijos!
El reto es que esa disciplina, esos límites también te los tienes que poner a ti misma y además sanar tus heridas emocionales para que cuando tu toddler esté haciendo una rabieta en el piso del super, cuando aún tienes cien cosas más que hacer en menos de media hora, no te sientas tentada a levantarlo y decirle a la oreja “llegando a casa va a ver”.
Yo no soy una psicóloga experta en el tema, por eso, te voy a recomendar varios libros y cuentas de Instagram que sigo y me han enseñado mucho sobre crianza positiva. Pero como consejo de mamá, te voy a dejar estos 5 hábitos enfocados en la crianza positiva, para que empieces este camino de salud emocional y bienestar para ti y tu familia.
Crea rutinas
Esto te va a hacer la vida mucho más fácil, porque vas a dejar de pelearte con ellos para que hagan las cosas, vas a poder hacer espacios para tus necesidades y todos sabrán que es lo que sigue en el día a día, lo que les dará un sentido de seguridad y eso fomentará el vínculo con ellos. Desde que se despiertan, hasta que se duermen, que todos los días sean una rutina. No importa la edad que tengan, esto se puede hacer desde que son bebés.
Crea espacios para el entretenimiento, el aprendizaje, la diversión, el descanso y tiempo de calidad juntos.
Por más tentador que sea, no mezcles el tiempo de hacer una cosa con otra, es decir, si es tiempo de estar en familia, no permitas pantallas; si es tiempo de hacer la tarea no permitas que se duerman. Si por un berrinche, se mueven los tiempos, entonces le restas tiempo a la actividad que sigue y aquí es donde viene el siguiente hábito enfocado en la crianza positiva.
Usa consecuencias lógicas
¿Si chocas con el coche de enfrente te pones a hacer mil planas de “no debo textear mientras manejo”? Pues no ¿verdad? Bueno, pues entonces no sé por qué pretendemos que nuestros hijos aprendan con estos métodos absurdos. En vez de eso, usa consecuencias lógicas, por ejemplo, si tiran el agua, la tienen que limpiar; si gritan, se deben disculpar y hacer algo positivo por la otra persona; si rompen algo, lo deben reparar y así con todo.
Si hacen berrinche porque no se quieren meter a bañar y el tiempo del baño se prolonga, entonces le quitas tiempo a la actividad que sigue que no es indispensable, es decir, si después del baño sigue cenar, pues no te puedes saltar la cena, pero si después de la cena sigue ver TV, entonces se acortará el tiempo de televisión.
Todo esto, se hace con mucho amor, explicándole al niño que si decide tirar el agua, la tendrá que limpiar, si decide poner resistencia al baño, perderá tiempo de televisión. Que entienda que son sus actos los que tienen consecuencias en su propia vida, que le impactan directamente a él y su familia. Eso los hace responsables y conscientes.
Déjalos elegir
Muchas veces, más de las que nos gustaría, nuestros hijos se van a oponer a lo que les pidamos que hagan, es su manera de ser autónomos.
Un hábito enfocado en la crianza positiva es dejarlos elegir, así ellos sienten que están tomando decisiones, que son escuchados, que su voz vale, que pueden aportar.
Por ejemplo, si no se quieren bañar, diles que el baño no es opcional, pero que pueden elegir si llevan el dinosaurio o la ballena a la regadera, la toalla azul o la roja, la canción del pato o la del pez, lo que sea que puedas darles como opción.
También explícales que si eligen resistirse al baño, van a tener menos tiempo de ver televisión. De esta manera dejas de pelear con ellos y comienzan a negociar.
Esto les dará seguridad en sí mismos, sabrán que pueden tomar decisiones y si se equivocan sabrán afrontar las consecuencias de sus actos y que siempre pueden volver a elegir una nueva opción.
Haz las preguntas correctas
Si algo me ha enseñado la crianza positiva es que detrás de cada conducta hay una emoción. Si tu hijo saca malas calificaciones, no le preguntes por qué no hace la tarea, pregúntale cómo se siente, qué le preocupa, observa si también está triste o irritable.
Los niños tienen muchísimas emociones y las sienten de forma tan intensa que no saben qué hacer con ellas. No esperes que a la primera te conteste qué le pasa, especialmente si no has creado un ambiente de confianza con él o ella.
Sé paciente, poco a poco sabrás qué es lo que le pasa y porqué ha actuado de esa manera.
Aprende a regularte
Uno de los más grandes retos de la crianza positiva es aprender a regular nuestras emociones, no controlarlas ni reprimirlas, sino regularlas y canalizarlas de forma adecuada. El mejor regalo que puedes darle a tus hijos es la calma, cuando están enfadados, gritan y avienten cosas, tú necesitas tener calma, ser paciente, observar, acompañar, no desesperarte, gritar y aventar cosas también.
¿Cómo se logra? Aprende a identificar tus emociones, cómo reaccionas ante cada una de ellas, para qué te sirven.
Escucha y respeta
La base de toda relación es la confianza y esta se construye a través de la comunicación y el respeto.
Aprende a escuchar a tus hijos, sin juzgarlos, sin castigarlos, sin usar la información que te dan en su contra y sin divulgar lo que te cuentan. Lo que ellos te cuentan en confianza es sólo de ustedes dos, no rompas esa confianza porque sólo harás sentir a tu hijo humillado y traicionado.
Respeta su espacio, su cuerpo, sus emociones, sus gustos, sus decisiones.
Estos 5 hábitos enfocados en la crianza positiva te van ayudar muchísimo a mejorar la dinámica con tu familia, sin maltratar, sin lastimar. Fomentando la responsabilidad, el respeto, la confianza y el amor. Y aunque esto es sólo un poco de lo que se trata la crianza positiva, para saber más te recomiendo que sigas a estos expertos en crianza positiva y respetuosa:
#TitasRecomienda
Finalmente te recomiendo estos libros:
- “La crianza rebelde” de Ana.
- “Criar son mitos” de Emily Oster
- “Disciplina sin lágrimas” de Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson.