Una sirena mexicana

Texto por Cecilia Colón.

¿Las sirenas tienen nacionalidad?

Son seres mitológicos que han llenado la imaginación de la gente durante milenios, sobre todo de los hombres, y para ello baste recordar cuando Odiseo, el protagonista de La Odisea, hace ese mítico y largo viaje de regreso a casa en Ítaca. Y tiene que enfrentarse, entre otras muchas aventuras, al canto seductor y fuertemente atrayente de la Isla de las Sirenas. Logra salir vencedor de esto porque sus marineros lo atan al mástil de su nave y, aunque las escucha, no puede ir tras de ellas, ¡ésa sí que fue una odisea!

En México tenemos un hermoso ejemplo de sirenas. ¿Sabías que en el único libro de cuentos que publicó Justo Sierra, llamado Cuentos Románticos (1896), tiene uno titulado “La Sirena”? Efectivamente, este ser mitológico también tiene su versión mexicana, tan interesante como la griega y déjame contarte por qué.

El día de San Juan, que es el 24 de junio, cuentan que suceden cosas extrañas, es como si las fuerzas del universo se desataran la noche de esa fecha. Pues dice una leyenda campechana que en otros siglos habitaba una mujer llamada la tía Ventura a la que todos temían y marginaban por su aspecto terrible de bruja.

Decían que tenía pacto con el diablo, por eso tenía siglos de vida; decían que había llegado surcando los mares en un palo de escoba; decían que era el alma de un filibustero maldito; decían que… se decían tantas cosas de la mujer, pero lo único cierto es que tenía una voz extraordinariamente hermosa cuando cantaba y esto lo juraban los marineros que la habían escuchado en la noche de San Juan.

Cuenta la leyenda que hace algunos siglos sedujo a un joven oficial español que cuidaba las costas de Campeche. Él soñó que escuchaba una hermosa voz y que venía del fondo del mar. Cuando despertó, la voz continuaba en el silencio de la noche, el canto llenó sus oídos de dicha, de placer, de sensualidad; siguió el sonido y vio que venía de una pequeña barca, negra como la noche misma. Él llegó a ella sólo para ver y escuchar a la tía Ventura, la horrenda bruja, cantar como los mismos ángeles. A pesar de su aspecto, él ya estaba seducido por ella, la besó y ¡ocurrió el milagro!

Ella se convirtió en una hermosa joven con la que deseó pasar toda su vida. En ese momento, la barca se hundió con los dos amantes, el joven oficial murió y ella, a quien vemos convertida en una hermosa sirena, desde el fondo del mar, clamaba a Dios: ¿Por qué su destino es vivir así, con esa apariencia de bruja? ¡Llevaba cinco siglos buscando el amor y cuando lo encontraba no lo podía disfrutar!… 

Y este milagro ocurre solamente en la noche de San Juan. Cada año se puede escuchar la dulce y bella voz de la sirena, pero sólo un hombre que persiga esa voz en la noche y le dé un beso de amor podrá ver la auténtica naturaleza de la bruja, aunque el precio sea su propia vida.

Las maldiciones marcan por toda la eternidad a los personajes, la infelicidad se vuelve un estigma, pero la leyenda les da vida, también por toda la eternidad.