Literatura Gótica

Cecilia Colón H.

¿Sabes qué es la Literatura Gótica? Tratar de definirla tiene su complejidad, pero te voy a explicar dónde nació y cuáles son las características literarias más importantes que la hacen tan atractiva. Su acta de nacimiento dice que es del siglo XVIII, la novela que la inauguró se llama El castillo de Otranto (1764) de Horace Walpole, autor británico cuyo nombre no apareció en la primera edición de esta novela, pero al ver el éxito de ventas que tuvo, decidió ponerlo en la segunda edición.

Con la Literatura Gótica sucedió algo interesante, es de los pocos géneros que tiene un padre: Horace Walpole y una madre: Ann Radcliffe. Ella también es británica y su novela más conocida es Los misterios de Udolfo, publicada en 1794. La publicación de éstas y otras novelas era por entregas, es decir, salían a la luz en revistas y periódicos de manera semanal y los lectores, sobre todo, las lectoras esperaban ansiosamente el capítulo correspondiente para saber lo que iba a pasar con los protagonistas. Luego de que se completaba su publicación de esa manera salían impresas como libro.

Mientras que Walpole explota el horror gótico con personajes sobrenaturales, fantasmas, espectros, cadáveres, etc., Radcliffe explora el suspenso y el misterio, es decir, conforme leemos la novela suponemos hechos que se sugieren, pero que, en realidad, no son tan sobrenaturales como parecen ser al principio, lo cual hace a la novela mucho más interesante, pues se basa más bien en un miedo psicológico por lo que ocurre alrededor de Emily, la protagonista; a esto se le llama terror, pues está más en la mente que en la realidad.

Este género surge en medio de la Ilustración y anticipa el Romanticismo, utiliza las emociones como respuesta a hechos sobrenaturales, sean reales o psicológicos y, por otro lado, busca una respuesta racional a las supersticiones que, en esa época, existían en los pueblos pequeños e incluso en las ciudades.

Ahora bien, la Literatura Gótica tuvo su momento de mucha fama que incluía a escritores, escritoras y lectores. Las investigaciones que se han hecho alrededor de la lectura en el pasado, arrojan que las mujeres eran las principales consumidoras de este tipo de literatura. El mejor tiempo de estas novelas y cuentos fue la segunda mitad del siglo XVIII y más o menos las tres primeras décadas del siglo XIX. Después vino el Romanticismo que comenzó muy a finales del XVIII y abarcó, en Europa, más o menos la primera mitad del siglo XIX, aunque para ese momento ya se iniciaba otro género de literatura que era el Realismo, pero ésa es otra historia.

Como podrás darte cuenta, las corrientes literarias conviven unas con otras, no es cuestión de esperar a que se acabe una para que continúe la siguiente, hay periodos de tiempo en que coinciden hasta que la primera empieza a languidecer y toma fuerza la segunda, mientras ya se gesta una tercera, sin embargo, hay ciertas características que siguen perviviendo a pesar de que la corriente literaria a que dieron lugar ya esté muy atrás y éste es el caso de la Literatura Gótica.

El castillo de Otranto y Los misterios de Udolfo le dieron una personalidad definida a este género de narrativa. Otras novelas que te recomiendo leer son El monje (1796) de Matthew G. Lewis, Frankenstein (1818) de Mary Shelley y Cumbres borrascosas (1847) de Emily Brontë, espléndidas las tres; pues abonaron en favor de este género que todavía en la actualidad tiene muchos seguidores.

Si me preguntas cuáles son los elementos que hacen especial a esta narrativa te diré que son los siguientes: la ambientación es primordial, es decir, el escenario donde ocurren las acciones conjuga no sólo el lugar, también incluye a la naturaleza y los estados de ánimo de los personajes, lo que todo junto logra llevar al lector a un punto tal que hace creíble la historia. Los castillos medievales, que ya para el XVIII, muchos de ellos estaban en ruinas o abandonados, constituyen el escenario idóneo por sus características arquitectónicas específicas: muchos pasillos, algunos interminables; puertas que a veces no se pueden abrir o que sobre ellas pesa alguna maldición para quien ose intentar penetrarlas; muros muy gruesos, capaces de albergar puertas secretas que llevan a pasadizos también secretos, sótanos oscuros y laberínticos que contienen incógnitas y misterios familiares que sólo conocen unos cuantos y que, generalmente, tienen prohibido hablar sobre ello, lo que aumenta la curiosidad tanto de los personajes como de los lectores; sólo existe la luz natural, pues en aquellos siglos no había electricidad, por lo tanto, en las noches, la gente se alumbraba con velas, así que imagínate ir por estos pasillos por donde se colaban extrañas ráfagas de viento que siempre amenazaban con apagar las velas que los sirvientes y protagonistas traían en las manos, menudos sustos se ponían cada vez que se apagaba la vela; largas descripciones de los lugares en donde la naturaleza acompañaba los estados de ánimo de los personajes para estar a tono con ellos o hacer un contrapunto; un pasado familiar clandestino, lleno de secretos y suposiciones; elementos fantásticos que no podían faltar y hacían que el lector empezara a atemorizarse ante lo que leía, también a la luz de las velas. Todo esto dio por resultado una narrativa muy imaginativa que llevó a muchos lectores al paroxismo del miedo, pues no había más medio de comunicación que el periódico y las revistas de la época, por lo tanto, las noticias eran tardías, igual que el conocimiento, no había escuelas como ahora, todo esto ayudó a que la gente se llenara de supersticiones y creyera fácilmente en leyendas, aparecidos, fantasmas que no veía, pero a los que les tenía un terrible miedo.

Después de esto podrás preguntarte: ¿y todavía se escribe así, con los elementos que te acabo de dar? La respuesta es sí, claro, no pienses que los castillos siguen siendo los escenarios predilectos de los escritores; para empezar, en México el único castillo que tenemos es el de Chapultepec y no es medieval, no es tan antiguo, además, en nuestro proceso histórico no hubo Edad Media, éste es un concepto netamente europeo. Sin embargo, en todo nuestro país existen casonas enormes que pertenecen o pertenecieron a familias de dinero y algunas están abandonadas o en ruinas; también hay barrios oscuros que entrañan misterios, secretos y peligros; todo esto nos da una ambientación que se asemeja a lo gótico; los peligros ya no son los bandoleros que estaban ocultos en los bosques asaltando a los que pasaban en las diligencias o carrozas, ahora el peligro habita en todos lados y no sólo en los caminos. De esta manera, te darás cuenta de que los elementos góticos perviven hasta nuestros días, aunque de otra forma.

¿Quieres leer a dos escritores mexicanos del siglo XX que los usaron en sus cuentos? Amparo Dávila y Francisco Tario te van a dar ese efecto, si no los has leído es el momento de que los conozcas y tú misma definas los elementos góticos en unas narraciones más modernas y cercanas a ti porque son mexicanas y son actuales, pero no por ello menos valiosas y para que también te des cuenta de la evolución del género, tanto por el paso del tiempo como por el cambio de país, no es lo mismo Inglaterra que México, no es igual el siglo XVIII que el XXI. También podrás leer la transformación que ha tenido este género con todos los cambios sociales y literarios al paso del tiempo y lo mucho que todavía nos puede ofrecer.