Hermana, una vez más estoy aquí escribiéndote sobre el respeto que cualquier persona tiene que tener sobre tu cuerpo, pero principalmente quiero enfocarme en estas primeras líneas en el respeto que nos debemos a nosotras mismas. ¿Sabes por qué es importante no opinar sobre cuerpos ajenos?
Me parece muy apropiado recordarnos la importancia de aprender a amar y aceptar nuestros cuerpos tal y como son, sin compararnos con estándares irreales o idealizados, y de trabajar en nuestra autoestima y confianza.
Es muy cierto que para estar bien en el exterior, debemos estarlo en el interior. Yo creo que no podemos andar por el mundo hablando y juzgando cuerpos ajenos porque prácticamente es la forma en la que también nos estamos hablando a nosotras.
Opiniones de más, opiniones de menos.
Cada vez estamos más cerca de cambios que nos van a revolucionar por completo. Poco a poco cuestionamos y transformamos las normas y prejuicios sobre cuerpos y personas.
Estamos expuestas a un sinfín de opiniones y juicios sobre el cuerpo día a día, y no bastando con eso, lo vemos por todos lados. Desafortunadamente se ha normalizado el tema en conversaciones, medios digitales, mensajes familiares, modelos a seguir y un montón de juicios sentenciando lo que está bien y lo que está mal, qué cuerpos son aceptables y cuáles no.
Para mí es fundamental la iniciativa de cambio, y lo practico conmigo misma. Recordar que que opinar sobre cuerpos ajenos puede tener consecuencias negativas en la salud mental y emocional de las personas debería ser por sentido común.
Mandamiento 11: sé prudente
Sometidas a una presión social para cumplir con estándares de belleza inalcanzables evidentemente nos va a generar ansiedad, baja autoestima, trastornos alimentarios y otros problemas de salud mental.
Cuando opinamos sobre el cuerpo de otra persona, estamos reforzando la idea de que hay una sola forma “correcta” de ser y que aquellos que no encajan en ese molde son inferiores o inaceptables.
Considero que deberíamos centrarnos en fomentar la aceptación y el respeto hacia todas las personas, independientemente de su apariencia física. Y compartir esta visión a nuestro entorno, y de ser posible (todas las veces que puedas) poner límites en cuanto quieran opinar sobre tu cuerpo.
Debemos aprender a escuchar y valorar las experiencias y sentimientos de las personas con respecto a su propio cuerpo, sin juzgarlos ni imponer nuestras propias ideas sobre ellos.
Podemos trabajar juntos para crear una cultura de aceptación y respeto hacia todos los cuerpos y personas, y para desafiar las normas y prejuicios que nos mantienen atrapados en un ciclo de discriminación y exclusión. Al final del día, cada uno de nosotros tiene el derecho de ser quien es y de sentirse cómodo y feliz en su propio cuerpo.
Recuerda que..
Nadie sabe por los proceso que está pasando el otro, y llegar a opinar sobre cuerpos ajenos siempre te colocará en una postura de invasión, imprudencia y sobre todo: falta de respeto.